Ustedes haciéndome famoso

domingo, 16 de diciembre de 2012

Lo más “rankiao” se crea cuando estoy enguayabado o despechado.


No señores, no me he vuelto Reggaetonero, tranquilos.

Parece ser el síntoma perfecto para que las pocas palabras que se inventa este remedo de blogger se junten y formen párrafos agradables para el ojo altamente critico de ustedes –me levanto y les hago una venia señores- no tengo como darles una explicación de este extraño acontecimiento, pero les juro que así pasa.

En realidad este  escrito es otra parte de mi gran y conocido título bloggero Sumergiéndose un poco en la vida personal  del autor…  pero no quise ser tan obvio y mamón, por lo que me he inventado otro lema, que viene siendo lo mismo, aunque con una sola diferencia, les contaré mi estado de ánimo o de embriaguez (jaqueca postborrachera) con los que  escribí esas célebres historias.

Espero que disfruten el saber en qué estado estaba cuando escribí mis más famosas frases con las cuales ustedes han reído, llorado, sangrado, golpeado, tenido sexo, etcétera. –Disfruto mucho cuando me las doy de divo, ya no les debe sorprender, es más, este corchete sobra-
Sin más cuentos y sin más chistes, les dejo mi confesionario.

Las flores ya no mojan cucos: hace poco cumplió un año esta historia, fue uno de los momentos más difíciles de mi vida sentimental, recuerdo que con ese detalle no buscaba nada en específico, pero después de esas respuestas –si es que a “gracias” se le puede llamar una respuesta, por favor- mis ánimos y ganas de seguir quedaron en el piso. Pensé que era el acabose, una hecatombe, como lo quieran llamar, pero en realidad era lo que necesitaba para despertar  y darme cuenta que era lo justo, ya que había obrado de muy mala forma.

Esta historia duró en borrador mucho tiempo ¿la razón? Necesitaba tiempo para alejar la rabia y resentimiento que dejó esa amarga experiencia, y así poder entregarles algo que merezca y valga la pena ser leído. Recuerdo que cuando lo escribí no estaba ebrio, mucho menos melancólico, la emoción perfecta para describir este momento la llamaría “sentir un fresquito, recordar y sonreír” si, ese sería el nombre perfecto de lo que sentía.

Al aire sin editar, las mejores historias se crean en el baño: yo y mis complejos sociales, también pudo llamarse  así esta historia, fue un momento de liberación, saliendo de la rutina tomando con mi mejor amigo, el cual vive al otro lado de la ciudad, pero es la persona más sencilla que ustedes pueden encontrar en ese “distinguido” mundo. Siempre que hacemos ese plan me quedo en su casa –me asusta lo extremadamente gay que sonó esa frase- y bueno, el guayabo y el malestar hacen su entrada triunfal al día siguiente. Buseta con guayabo a las 11 am del domingo, llegar a tu casa en el sur, sin cielo raso, el cual pareciera que se confabulara con el  sol para hacerme pasar un mal y enguayabado día.  Desesperado entro al baño a darme una ducha –la cual duró como una hora, pero no malpiensen, ya pasé esa etapa- y con tantas ideas y quejas  en mi cabeza, añadiéndole un despecho eterno, apareció esa particular entrada, que por alguna razón que en serio desconozco, es la segunda más leída.

Sumergiéndose un poco en la vida personal del autor: la rabia y el sentimiento de engaño en su máxima expresión, me sentí utilizado esa vez, ¿Cómo es posible que hablas con una persona por casi un mes completo, obviamente ambos mostrando intenciones, se conocen, se besan, la pasan bien y a los dos días se pierde y sale diciéndote que sigue enamorada del ex? Esa misma noche, después de descargar mi ira (sin perder lo cortés, obviamente) escribí esto, que sin decirles mentiras, no demoré más de media hora en prepararlo, creo que fue la primera vez que escribí con tanta ira, sin poder hacer nada. Fue un día malo, pero al día siguiente la susodicha aparece en mi puerta con una Jumbo Jet ¿Cómo se le ocurre ah? ¿Una Jumbo? ¿Tengo esa imagen de chico fácil? El orgullo me duró 15 min, volvimos y ella es la que alegra mi vida este año, pero esa es otra historia (muy linda por cierto) que no pienso contarles por acá.


Iban a ser cuatro historias, pero la verdad me dio flojera, la misma que tengo de concluir esto. Aunque ahora que lo pienso, esto no es una historia, ni una queja, mucho menos una enseñanza, por ende, no debe tener ningún tipo de conclusión.

Espero les haya gustado saber cómo me encontraba cuando hice las entradas mas leídas de mi poco conocido blog, es raro dejar las cosas inconclusas y más cuando viene de alguien que nunca deja de hablar… 


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