Ustedes haciéndome famoso

domingo, 26 de agosto de 2012

“Cuentos de los Hermanos Rolongo”


Inmunidades falsas y otros demonios…

Sábado por la noche, y junto a la seguridad de saber la fecha con hora exacta y todo lo que lo complementa, estaba también la certeza de que nada ni nadie –inclusive tus ojos- llamaría mi atención de la forma como lo lograste ese mencionado día. Ojos que combinaban perfectamente con la ropa que llevabas puesta y con tu sonrisa, la cual no pude dejar de apreciar en lo que fue de la noche. ¿La sonrisa? ¿Qué tiene que ver ella al momento de comparar mis ojos con lo que llevaba puesto esa noche? –seguramente te preguntarás- pues, ¡sencillo! Era igual de blanca y reluciente a lo poco de blanco que pude notar en el fondo de tus ojos, digo lo poco porque casi toda mi atención se iba en determinar la tonalidad exacta de ese color que con tanto orgullo llevas en tu mirada. –dure toda la noche y creo que aun me sigo preguntando cual es la tonalidad exacta de tus ojos-

No había ningún plan, nada premeditado. El haber cruzado unas cuantas palabras nocturnas días previos a ese encuentro, me hicieron pensar que  esa inmunidad de la que tanto presumía no se vería afectada, es decir, no corría ningún riesgo con tu cercana presencia –Dios que mentiroso soy- una desconocida mas  con la que bailo y comparto momentos una noche ¡ese era el plan!

De momentos incomodos y primeros bailes algo torpes a conversaciones al oído donde el único adjetivo con lo que se podía calificar ese momento sería “interesante” pasó nuestra noche –sabes muy bien que no fui el único que percibió todo esto que te relato acá- la cual se ponía mas a nuestro favor cada que una canción nueva sonaba. No vale la pena relatarte ese momento, ese espacio, que espero no sea el ultimo ni único que viva a tu lado –me aterra lo cursi que suena eso, pero no encontré mas palabras- lo que si importa y realmente interesa es lo que después de ese momento surgió, una confianza rara pero muy saludable para ambos, al menos yo lo veo así.

De esa inmunidad  de la cual presumía momentos previos de conocerte te tengo que decir... Adelante ¡¡búrlate!! Puedes sentirte victoriosa. Fue muy fácil derrocar mi legado, mi filosofía, mi pensamiento. Lo que si ha sido difícil y complicado de lograr es sacar de mi cabeza ese momento, ese instante, donde presumía  y te decía en tu cara “yo soy inmune a ti” pero mi cuerpo y mis acciones me hundían en la mentira, ya que lo único que pedían era sentir tus manos y rodear tu cintura –tantas mentiras en una noche, en serio Dios, perdóname-

Así resumo este cuento, ¿conclusión? Mi inmunidad se fue corriendo desde el momento en que te vi sentada en frente mio, me dejó solo y sin saber que hacer –puedes reírte, yo lo estoy haciendo mientras escribo estas líneas- y bueno ya sabes que pasó gracias a esa cobarde inmunidad, no hace falta volverlo a repetir. 

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